La noticia la hemos conocido recientemente y se une a otras informaciones que nos llegan desde la monarquía saudí. Durante este verano el principal productor de petróleo del Golfo Pérsico ha retirado en torno a los 70.000 millones de dólares de sus fondos de inversión para tratar de detener la sangría de gastos que supone su incursión militar en Yemen y los bajos precios del crudo que ya marcan una nueva agenda en el gigante petrolífero y, de acumular ganancia tras ganancia durante las últimas décadas, está viendo como día a día va mermando su capacidad financiera.
Blomberg se hizo eco de la noticia días atrás y, por lo que seguimos observando la presión de los exportadores de petróleo obtenido con el fraking, siguen presionando a la baja los precios del crudo. Arabia Saudí, que ha intentado bajar precios durante varios meses inundando el mercado con más barriles, no ha conseguido echar a los competidores del petróleo de esquisto de los mercados, que han conseguido abaratar todavía más los costes y ser más competitivos.
La guerra de Yemen en la que se ha involucrado la monarquía saudí junto al resto de países productores del Golfo, se está conviertiendo asimismo en una incesante sangría económica, sin que por el momento se vea una salida a corto o medio plazo.
Arabia Saudí sigue siendo muy potente económicamente, pero su balanza de pagas a día de hoy empieza a registrar más pérdidas que ganancias y este hecho, empieza a notarse en sus inversiones internacionales.
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